Los
coraceros eran jinetes de melé armados con sable y protegidos por corazas y
casco de hierro que formaban un cuerpo de caballería pesada aparecida en Europa
en el último tercio del siglo XV. Particularmente famosos fueron los
regimientos de coraceros franceses (cuirassiers, en francés) usados durante las
Guerras Napoleónicas en casi todos los teatros de guerra.
Equipados
como caballeros con una dura coraza en la pechera y casco de hierro y latón.
Solían ser los hombres más altos y montaban caballos grandes pero igualmente
veloces. Iban armados con sable de un filo recto y pistola (para oficiales).
Servían como fuerza de choque, por lo que cargaban contra las tropas de
infantería enemigas para abrir brechas y permitir la entrada de infantería u
otro cuerpo de caballería, un coracero debía ser capaz de combatir desde su
montura, sobre cualquier otra cosa.
Durante las
Guerras Napoleónicas, los regimientos de coraceros estuvieron presentes en la
batalla de Austerlitz (1805), en la invasión de Prusia y la batalla de
Friedland (1807), en España (1808), en la invasión de Rusia en 1812 y
finalmente en la batalla de Waterloo (1815), donde cargaron sin éxito contra
las formaciones de cuadro británicas.
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