Guillermo
Tell (Wilhelm Tell en alemán) es un personaje legendario de la independencia
suiza (siglo XIV). No existe ninguna prueba documental contemporánea a la fecha
de existencia de Guillermo Tell que pueda probar que se tratase de un personaje
real. Su existencia aparece en una serie de relatos legendarios de los siglos
XV y XVI que incluyen altas dosis de fantasía y motivos folclóricos. No
obstante, resulta probable que alguno de los rasgos y episodios que se le
atribuyen pertenecieran realmente a algún combatiente (o combatientes) por la
independencia suiza no identificados de principios del siglo XIV, al cual la
imaginación popular habría dotado posteriormente de elementos legendarios.
Según las
leyendas, Tell era un habitante de Bürglen (pueblo del cantón suizo de Uri),
ballestero, famoso por su puntería, de finales del siglo XIII y principios del
XIV. En aquella época, la Casa de Habsburgo se había anexionado recientemente
algunos cantones suizos en su intento de conseguir la contigüidad territorial entre
sus posesiones en el alto Rin y las del Tirol.
Cierto día
en el que Guillermo Tell, que hasta entonces no había desarrollado ninguna
actividad política, pasaba por la plaza mayor de Altdorf acompañado por su
hijo, rehusó inclinarse en señal de respeto ante el sombrero instalado en la
plaza simbolizando al soberano de la Casa de Habsburgo.
Ante tal
muestra de rebeldía ante su legítimo señor, el gobernador de Altdorf, Hermann
Gessler, presentado como un individuo colérico y sanguinario, detuvo a Tell.
Habiendo llegado a sus oídos noticia de su fama como ballestero, le obligó a
disparar su ballesta contra una manzana colocada sobre la cabeza de su propio
hijo, el cual se hallaba a 100 pasos de distancia. Si Tell acertaba, sería
librado de cualquier cargo. Si no lo hacía, sería condenado a muerte.
Tell intentó
en vano que Gessler cambiara su castigo, de modo que introdujo dos pernos en su
ballesta, apuntó y gracias a su habilidad como ballestero consiguió acertar en
la manzana sin herir a su hijo. Al preguntarle el gobernador por la razón del
segundo perno, Guillermo Tell le contestó que estaba dirigido al corazón del
malvado gobernador en el caso de que el primero hubiera herido a su hijo.
Enfurecido
por la respuesta, volvió a detenerlo y mandó que lo encarcelaran en el castillo
de Küssnacht. En el camino al castillo, a través del lago de los Cuatro
Cantones, estalló durante la travesía una tormenta que a punto estuvo de echar
a pique la nave. Tell, desatado por los guardianes para que pudiera llevarlos a
tierra, se hizo con el control del barco y logró llevarlo a la orilla, salvando
así su vida y la de los demás ocupantes de la barca, entre los que se
encontraba el propio Gessler.
Apenas
desembarcado, Guillermo Tell huyó, tendiendo poco después una emboscada al
gobernador y matándolo con su segunda flecha. Este hecho marcaría el comienzo
de la sublevación de los cantones suizos de Uri, Schwyz y Unterwalden contra
los Habsburgo, convirtiéndose en un mito fundamental en la lucha de Suiza por
su independencia.
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